Mi madre recuerda que me dormía tras días de agotador juego infantil. Claro que, Julita, nos dedicaba cantares enseñándonos todo lo relacionado con la sangre y los valores que debíamos tener presentes en la vida, la lucha por proteger los sueños de sus dos hijos, Fernando y yo. Mi padre, Benigno, se unía al coro familiar en aquella improvisación de nanas cuando el trabajo le permitía estar con nosotros; mi padre pasaba muchas horas en la carretera, ganándose la vida, para sacar la familia adelante. Ambos nos dieron lo mejor de sus vidas.
Mis recuerdos de la infancia, marcada por una extraordinaria abundancia de besos y abrazos, están presididos por dos figuras: los abuelos. Los dos mineros, los dos comprometidos con la libertad. La revolución del 34 se llevó por delante el futuro de una generación: la aplastó con una feroz represión. Sin embargo, no consiguió arrancar de cuajo la semilla de la libertad. Crecí con ella, al lado de José María y Benigno. Los dramáticos relatos familiares sobre las mil peripecias sufridas para no agachar la cabeza o perder la vida, lejos de resultarme truculentos, me llenaban de orgullo. Aquellos finales en los que la solidaridad asomaba siempre en el momento adecuado me parecían fascinantes. Me despedí de José María, en el Hospital Central de Asturias, hace más de 20 años. Las últimas noches, sordo, con los oídos reventados por la dinamita y el cuerpo destrozado por la silicosis, gritaba de dolor. Las pasamos juntos. Horas antes de morir, me dio el beso más profundo que he recibido en mi vida: fue el del ¡Adiós, hijo, nieto, compañero! De Benigno no pude despedirme: se lo llevó un infarto.
GIJÓN, FORJANDO UN COMPROMISO
El trabajo de mi padre nos llevó a Gijón. Es una ciudad que creció y se transformó con el tardo-franquismo.
De la mano de los jesuitas, pasé de la mina a la “Teoría de la Liberación”. El estallido del sector naval me pilló estudiando formación profesional. Las barricadas estaban a las puertas de la Fundación Revillagigedo, el centro en el que me preparaba para el futuro laboral. Un trabajo que contaba para nota, me puso en contacto con UGT, en 1985. De buenas a primeras, me invitaron a participar en una asamblea de afiliados, en la calle Mariano Moré, de Gijón ¡Lo que son las cosas! Tantos años después, sigo manteniendo el compromiso que, sin saberlo, adquirí aquel día.
Seguramente, origen, formación y militancia son los ingredientes de mi cóctel vital. En Xixón, aprendí el valor de la palabra “compañero”. Desde el Departamento de la Juventud, comencé a conocer, de verdad, los problemas: formación, asesoramiento laboral, inmigración, campañas prevención sobre alcohol y drogas…sabía que sólo podríamos hacerles frente si formábamos un ejército de personas comprometidas. Poco a poco, un embrionario Consejo de la Juventud, alcanzó la mayoría de edad y llegó a aglutinar hasta cuarenta y cinco asociaciones, un batallón. Conseguimos un espacio propio, específico. Organizamos el encuentro Internacional de Jóvenes de Cabueñes, un foro en el que se debatía la realidad planetaria, no la local. Pusimos en Gijón el centro de atención de las políticas de juventud que en aquella época se hacían en todo el Estado.
Distintas responsabilidades sindicales en UGT y políticas, en el PSOE asturiano, ocuparon casi veinte años de mi vida. Siempre he defendido mis ideales desde el respeto a los demás y a otras ideas aunque no sean las mismas que yo defiendo, siempre y cuando sirva para el desarrollo de la sociedad y para el bien de la mayoría social (trabajadores, estudiantes, viudas, desempleados...)
No quiero olvidarme de mi paso por Supermercados El Árbol ni de la defensa del bable, la lengua vernácula del Principado ¡Nun hay atayu sin trabayu!
MADRID Y UGT RTVE, EN LA LUCHA
En el año 2007 apruebo las oposiciones convocadas en la Corporación RTVE, como Técnico Electrónico. El 4 de febrero de 2008, es un día clave para mi vida porque me incorporo en Madrid, en la Casa de la Radio,. Dejo definitivamente mi vida en Asturias y me traslado a Madrid, se convierte Madrid en un lugar de acogida, una ciudad donde me encuentro absolutamente feliz y donde he podido desarrollar mi carrera laboral y personal. Mi pareja Javier y yo formamos hogar en Madrid, construyendo una familia, y siendo él columna principal de apoyo en mi lucha, en mi trabajo, en mi vida.
No pasa mucho tiempo antes de que mi compromiso con UGT me llevara a involucrarme de lleno en una sección sindical que pugnaba con honestidad y mucho trabajo a liderar la acción sindical en la Corporación RTVE, incorporándome en 2009 como Secretario de Organización de la ejecutiva estatal de UGT en CRTVE. Fueron años de encarnizada lucha sindical para defender esta empresa pública y los derechos de sus trabajadores, incluyendo un encierro de 23 días en Torrespaña para evitar el despido injusto de una compañera. Fueron tiempos duros, como los que ahora vivimos, pero no los cambiaría por nada, porque en ellos reside no sólo la escuela donde aprendí a ejercer cada día un poco mejor la actividad sindical, sino sobre todo la trinchera desde donde ejercerla... el espacio y el tiempo donde luchar con mis compañeros y compañeras.
Desde julio de 2013, soy el Secretario General de UGT en RTVE. Me eligieron mis compañeros en un Congreso, como toca en estos casos. Aquel día, lo confieso, sólo pensé en mis abuelos y mis padres, en los compañero que me enseñaron todo lo que se e intento llevar a cabo. Más allá del compromiso formal, era consciente de la obligación que adquiría: luchar sin quebranto alguno, sin excusas, por la libertad y dignidad que defendieron Benigno y José María.
Y…aquí estoy, cumpliendo con la palabra dada. Son tiempos difíciles. Soplan con fuerza los vientos huracanados de un sistema que vuelve a amenazar los derechos que nuestros abuelos y padres conquistaron. Una RTVE débil escenificaría la victoria de quienes creen que secuestrando la información ganarán terreno al mar de la libertad. Una RTVE en manos de los oligopolios mediáticos constituye el sueño de quienes no creen en el progreso, en la formación. Una RTVE convertida en escaparate del insulto y de la banalidad, amigos, dejaría la puerta abierta a “la socialización de la estupidez y de la vulgarización”, recordando a don Emilio Lledó.
No, no va a ocurrir. Lucharemos día a día, desde cada puesto de trabajo, para ofrecer un servicio público de calidad a los telespectadores; son nuestros mejores cómplices. Ese trabajo corresponde a los profesionales de RTVE, no a empresas que nos parasitan para utilizarnos como alimento y, sin llegar a matarnos, nos dejan fuera de juego. Y creo posible que recuperemos un RTV pública referente en el mercado audiovisual, y para ello me comprometo desde mi capacidad de diálogo y de poder llegar a acuerdos con otros sindicatos y con la empresa cuándo sus decisiones sirvan para el desarrollo de la encomienda de servicio público que nos demandan las leyes. Por encima de todo mi mayor dedicación y esfuerzo estarán en la defensa de los trabajadores por encima de todo.
Nuestro equipo - somos un equipo sólido- trabaja en alternativas viables, acordes con los tiempos. Creemos en una radio televisión pública fuerte, seria, competitiva. Es nuestra respuesta para el primer grupo audiovisual de España. La tecnología nos ofrece infinitas posibilidades: explorémoslas. Estamos en el mundo, tenemos que cambiar nuestra percepción del servicio público de RTVE, y para ello defendemos juntos una radio televisión pública con futuro, porque necesitamos cambiar las cosas y reestructurar nuestra Casa para generar el valor social y político que puede y debe tener la RTV pública.
Es obvio que la actividad sindical rige gran parte de mi tiempo y de mi vida, pero quienes me conocen saben que procuro buscar siempre un hueco para no desligarme de otras muchas facetas de las que disfruto a menudo... la lectura, el cine, viajar y conocer otras culturas, aprender de ellas, la música clásica, y de ahí mi pasión por los conciertos de la Orquesta y Coro de RTVE, una buena charla con mi gente, o escribir en este blog, son algunas de ellas.
Compañeros y compañeras ¡Vamos juntos!
Mis recuerdos de la infancia, marcada por una extraordinaria abundancia de besos y abrazos, están presididos por dos figuras: los abuelos. Los dos mineros, los dos comprometidos con la libertad. La revolución del 34 se llevó por delante el futuro de una generación: la aplastó con una feroz represión. Sin embargo, no consiguió arrancar de cuajo la semilla de la libertad. Crecí con ella, al lado de José María y Benigno. Los dramáticos relatos familiares sobre las mil peripecias sufridas para no agachar la cabeza o perder la vida, lejos de resultarme truculentos, me llenaban de orgullo. Aquellos finales en los que la solidaridad asomaba siempre en el momento adecuado me parecían fascinantes. Me despedí de José María, en el Hospital Central de Asturias, hace más de 20 años. Las últimas noches, sordo, con los oídos reventados por la dinamita y el cuerpo destrozado por la silicosis, gritaba de dolor. Las pasamos juntos. Horas antes de morir, me dio el beso más profundo que he recibido en mi vida: fue el del ¡Adiós, hijo, nieto, compañero! De Benigno no pude despedirme: se lo llevó un infarto.
(Foto del abuelo José María y Benigno con Miguel - PENDIENTE)
GIJÓN, FORJANDO UN COMPROMISO
De la mano de los jesuitas, pasé de la mina a la “Teoría de la Liberación”. El estallido del sector naval me pilló estudiando formación profesional. Las barricadas estaban a las puertas de la Fundación Revillagigedo, el centro en el que me preparaba para el futuro laboral. Un trabajo que contaba para nota, me puso en contacto con UGT, en 1985. De buenas a primeras, me invitaron a participar en una asamblea de afiliados, en la calle Mariano Moré, de Gijón ¡Lo que son las cosas! Tantos años después, sigo manteniendo el compromiso que, sin saberlo, adquirí aquel día.
Distintas responsabilidades sindicales en UGT y políticas, en el PSOE asturiano, ocuparon casi veinte años de mi vida. Siempre he defendido mis ideales desde el respeto a los demás y a otras ideas aunque no sean las mismas que yo defiendo, siempre y cuando sirva para el desarrollo de la sociedad y para el bien de la mayoría social (trabajadores, estudiantes, viudas, desempleados...)
No quiero olvidarme de mi paso por Supermercados El Árbol ni de la defensa del bable, la lengua vernácula del Principado ¡Nun hay atayu sin trabayu!
MADRID Y UGT RTVE, EN LA LUCHA
En el año 2007 apruebo las oposiciones convocadas en la Corporación RTVE, como Técnico Electrónico. El 4 de febrero de 2008, es un día clave para mi vida porque me incorporo en Madrid, en la Casa de la Radio,. Dejo definitivamente mi vida en Asturias y me traslado a Madrid, se convierte Madrid en un lugar de acogida, una ciudad donde me encuentro absolutamente feliz y donde he podido desarrollar mi carrera laboral y personal. Mi pareja Javier y yo formamos hogar en Madrid, construyendo una familia, y siendo él columna principal de apoyo en mi lucha, en mi trabajo, en mi vida.
No pasa mucho tiempo antes de que mi compromiso con UGT me llevara a involucrarme de lleno en una sección sindical que pugnaba con honestidad y mucho trabajo a liderar la acción sindical en la Corporación RTVE, incorporándome en 2009 como Secretario de Organización de la ejecutiva estatal de UGT en CRTVE. Fueron años de encarnizada lucha sindical para defender esta empresa pública y los derechos de sus trabajadores, incluyendo un encierro de 23 días en Torrespaña para evitar el despido injusto de una compañera. Fueron tiempos duros, como los que ahora vivimos, pero no los cambiaría por nada, porque en ellos reside no sólo la escuela donde aprendí a ejercer cada día un poco mejor la actividad sindical, sino sobre todo la trinchera desde donde ejercerla... el espacio y el tiempo donde luchar con mis compañeros y compañeras.
Desde julio de 2013, soy el Secretario General de UGT en RTVE. Me eligieron mis compañeros en un Congreso, como toca en estos casos. Aquel día, lo confieso, sólo pensé en mis abuelos y mis padres, en los compañero que me enseñaron todo lo que se e intento llevar a cabo. Más allá del compromiso formal, era consciente de la obligación que adquiría: luchar sin quebranto alguno, sin excusas, por la libertad y dignidad que defendieron Benigno y José María.
Y…aquí estoy, cumpliendo con la palabra dada. Son tiempos difíciles. Soplan con fuerza los vientos huracanados de un sistema que vuelve a amenazar los derechos que nuestros abuelos y padres conquistaron. Una RTVE débil escenificaría la victoria de quienes creen que secuestrando la información ganarán terreno al mar de la libertad. Una RTVE en manos de los oligopolios mediáticos constituye el sueño de quienes no creen en el progreso, en la formación. Una RTVE convertida en escaparate del insulto y de la banalidad, amigos, dejaría la puerta abierta a “la socialización de la estupidez y de la vulgarización”, recordando a don Emilio Lledó.
No, no va a ocurrir. Lucharemos día a día, desde cada puesto de trabajo, para ofrecer un servicio público de calidad a los telespectadores; son nuestros mejores cómplices. Ese trabajo corresponde a los profesionales de RTVE, no a empresas que nos parasitan para utilizarnos como alimento y, sin llegar a matarnos, nos dejan fuera de juego. Y creo posible que recuperemos un RTV pública referente en el mercado audiovisual, y para ello me comprometo desde mi capacidad de diálogo y de poder llegar a acuerdos con otros sindicatos y con la empresa cuándo sus decisiones sirvan para el desarrollo de la encomienda de servicio público que nos demandan las leyes. Por encima de todo mi mayor dedicación y esfuerzo estarán en la defensa de los trabajadores por encima de todo.
Nuestro equipo - somos un equipo sólido- trabaja en alternativas viables, acordes con los tiempos. Creemos en una radio televisión pública fuerte, seria, competitiva. Es nuestra respuesta para el primer grupo audiovisual de España. La tecnología nos ofrece infinitas posibilidades: explorémoslas. Estamos en el mundo, tenemos que cambiar nuestra percepción del servicio público de RTVE, y para ello defendemos juntos una radio televisión pública con futuro, porque necesitamos cambiar las cosas y reestructurar nuestra Casa para generar el valor social y político que puede y debe tener la RTV pública.
Es obvio que la actividad sindical rige gran parte de mi tiempo y de mi vida, pero quienes me conocen saben que procuro buscar siempre un hueco para no desligarme de otras muchas facetas de las que disfruto a menudo... la lectura, el cine, viajar y conocer otras culturas, aprender de ellas, la música clásica, y de ahí mi pasión por los conciertos de la Orquesta y Coro de RTVE, una buena charla con mi gente, o escribir en este blog, son algunas de ellas.
Compañeros y compañeras ¡Vamos juntos!